BAÑERA DE PLOMO
© Fernando Garrido, 29, VII, 2024
Es tarde de julio y domingo. En Toledo caen los 40, en Córdoba los 39, en Burgos los 34 y en Caracas sólo 27 grados centígrados ¡Quién los pillara!
Y quién estuviera allí si no fuese porque siendo español, demócrata, liberal o libre pensador, te pueden calentar con papilla de leches hasta ponerte en órbita de regreso hacia esta piel de toro que ya se perfila, a semejanza de Venezuela, como un estado democrático fallido.
Por ahora, mi frágil y castellana huella de carbono está en España repartida entre este ordenador, un ventilador y la pantalla del televisor donde tengo sintonizado el canal de noticias TVE 24h., porque esperaba informarme, pero nada dicen, sobre los abusos, vejaciones y detenciones de la Gestapo chavista, sufridas por varios políticos, observadores y periodistas españoles que llegaron a Venezuela para seguir el curso de la jornada electoral.
Nada, un silencio absoluto. En cambio, informan una y otra vez acerca de un escalador de 50 años que ha tenido un accidente practicando su hobby y ha sido rescatado por un helicóptero de la Benemérita.
Y digo yo, esa sí es huella de carbono, no la de mi ventilador…
Una llamada interrumpe el sopor vespertino. Es una amiga, tan cruelmente preocupada por el destino de los menores no acompañados que ni duerme ni come por tal motivo, no es la calor climática, no.
Trato de consolarla explicando la cruda realidad: que los tales tienen pelo en pecho como un orangután y que en los centros de MENAs hay más testosterona junta que en un cuartel de cuando hacíamos la mili con lanza (CETME).
Nada, no la convenzo porque soy un insolidario, fascista, negacionista, xenófobo y racista.
Decirme así calma su dolor. Es lo que terapéuticamente prescriben las cadenas estatales y concertadas del régimen. No hay como inventar conjurando enemigos para sedar la realidad de los hechos…
Me acuesto ¡Qué pereza!
...
Es ya mañana de lunes, 6 a.m. Consulto mi celular. Ahora en Córdoba caen los 28, en Toledo los 25 y en Burgos los 18 grados centígrados.
Mientras, en Caracas a sólo 22 grados, el millonario comisionista ZP toma un guayoyo poniendo su falsaria sonrisa de Bamby cuando, según lo previsto, el Consejo Electoral chavista acaba de proclamar unilateralmente la victoria de la represión, la violencia, la pobreza y el hambre.
O sea, que el simulacro de elecciones -como siempre y no podía ser de otro modo- les ha salido con éxito: el pueblo venezolano ha elegido de nuevo el sufrimiento a la libertad.
ZP, harto satisfecho, seguirá contando billetes en ese universo infinito que no le cabe a nadie en la cabeza (véase abajo el hilarante y sacerdotal discurso neo masónico).
¿Alguien creía que el narco socialismo de Puebla iba a dejarse derrotar por la sola voluntad del pueblo venezolano?
Pero nuestra TVE, sanchavista y sinvergüenza, destaca el noble gesto de Maduro, que declara solemnemente su respeto a las urnas con todas las armas dispuestas.
Toma ¿cómo no?
Por su parte, el silencio cómplice, cuando no entusiasta, del gobierno sociocomunista de España, nos habla de lo cerca que estamos y cómo toman apuntes, hace tiempo, de ese régimen que amenaza con baños de sangre si alguien distinto a Maduro gana las elecciones.
Vista así la alternativa (Maduro o bañera de plomo), el pucherazo es una bendición para ese pueblo que salva de momento su pellejo y, por arte del mal menor, queda justificada la desaparición de garantías, interventores, observadores, actas y demás (ya en Moncloa y Bruselas están preparando el argumentario equidistante) para perpetrar de nuevo un burdo golpe a la normalidad democrática.