LA MANO DE DIEGO
LA MANO DE DIEGO
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© Fernando Garrido, 22, IV, 2025
Mientras Jorge Luis Borges jugaba ayer a cartas con Carlos Gardel en un tugurio de la bonaerense calle eternidad, moría su paisano y viejo Papa Francesco.
Dentro de poco anunciarán al siguiente ahumando de blanco il celo di Roma. Hasta entonces se especulará si según el oremus de Nostradamus el elegido será negro de piel, porque entonces de ahí hacia el fin de los tiempos quedará apenas un paso. El gran Juicio y demás…

Curioso y significativo que hoy en España lloran al Papa sobre todo y mayormente los más ateos cocodrilos. Amén de aquellos furibundos fusilacristos y asalta capillas de “arderéis como en el 36”, que al parecer son sus amigos y “compañeros de trinchera”, según ha manifestado ese buscón de Iglesias, llamado Pablos. Pues por sus amigos lo conoceréis, y los de este papa no fueron lo que se dice de fiar.
En cualquier caso, con la muerte del jesuita, parece que ha caído otra pieza de una época de desconcierto, no sólo en el cristianismo… Un señor que entre otras fobias se mostró abiertamente antiespañol, con expresiones insoportablemente acres y odiosas, cómplices de milongas indigenistas, tangos peronistas y tangues bolivarianos.

Resulta diáfano que Bergoglio se alineó en la internacional neo marxista que ahora esconde aquello de que “la religión es el opio del pueblo” bajo metadonas populistas, cuyo discurso de fentanilo 2030 hizo propio este san Pietro postmoderno en sus sínodos, homilías y arengas, muy aplaudidas por esa izquierda anti católica y anti clerical que, al menos en España, asesinó el pasado siglo a cientos de sacerdotes, religiosas y religiosos, laicos o seglares, y también a obispos cuyos sucesores perdonan religiosamente a esos pecadores homicidas, aunque olvidan incivilmente con farisaica hipocresía a sus mártires y benefactores, al tiempo que soslayan el puericidio de inocentes nasciturus.

Por lo demás, siendo argentino y montonero, de chaval sus compis de escuadra y cancha lo llamaban “Patadura” o “Carucha”. Prefiero no preguntar el porqué. Pues él siempre se declaró tiffoso del balompié, quizás por esto, aunque el árbitro ya pitó el final del partido en marzo, el todopoderoso VAR, viendo que lo perdía, le concedió un tiempo extra de descuento a mayor gloria futbolística de su compadre Maradona que, al parecer, aún mueve esa mano de Dios desde algún lujurioso balneario del purgatorio o yahannam de huríes junto al Che.

Aquel digital e histórico gol de Diego Armando fue cosa palmaria del otro mundo y hasta la camorra lo celebró como si fuese un tanto de la azzurra…
En fin, descansen en paz y tanta gloria lleven como extraños amigos dejan.
