BOMBAY ESTAMBAY
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© Fernando Garrido, 31, X, 2024
Me pregunto cuánto tiempo tardará el equipo de agitación e intoxicación gubernamental, sus actores y medios sincronizados en señalar como culpables del desastre “Dana”, a todo bicho que se mueva fuera del prieta las filas del movimiento climático para el cambio de bolsillo y de régimen.
La respuesta es, cero coma nada o casi nada.
Ya están trabajando en ello, pasando argumentarios y chuletitas a sus fidelísimos mercenarios trota medios, opinólogos y expertólogos a sueldo.
De momento los Begóñez respiran satisfechos de que les haya venido a ver una espontánea cortina de humo o, más bien, de gota fría, para que durante los tres días de la luctuosa censura decretada no se hable ni respondan sobre la oceánica corrupción que les rodea. Así de momento, los crímenes de la banda han quedado informativamente en Bombay estambay, a la espera de nueva orden.
No obstante, ayer, conforme a su naturaleza rastrera y gansteril, mientras el Padrino, compungidamente impostado por la catástrofe prometía lo que no ha de cumplir, su banda en sede parlamentaria aprovechaba como de costumbre (por ejemplo en pandemia) los muertos a su favor para no dar explicaciones en la sesión de control pero, eso sí, perpetrar otro nuevo golpe y asalto a la democracia imponiendo un consejo de sin vergüenzas en RTVE, con toda la chusma que han ido recolectando en los basureros y escombreras políticas.
Pero había más tras la cortina. Antes de acabar el día, a las nueve de la noche, registraban por la puerta de atrás una enmienda para subir enésimamente los impuestos al diésel, al turismo y al IRPF. O sea, otro atraco más del progreso neomarxista a las indeseables clases medias, que dejarán de serlo, de viajar y de vivir de lo suyo, tragados por la inflación y los 121 impuestos distintos que ya -in crescendo- se aplican en España.
Aún, tan miserable y propio de las prácticas soviéticas, castristas o bolivarianas nos resultó el pasado martes la cristianísima homilía del repelente ministro perriflexo, BLÑS, prometiendo indultos e indulgencia a aquellos delatores que, arrepentidos como el buen ladrón, traicionen desde dentro cualquier trama corrupta que hubiere o inventen de la oposición, y al mismo tiempo de manera implícita, advertía –y esto era lo importante- a la legión de corruptos propios, imputados o en vías de estarlo, de que no habrá piedad para con ellos en tal caso, porque de su silencio depende, como la fiscalía del señor Begóñez, que puedan un día seguir todos delinquiendo y ser amnistiados por el gran amo perdonavidas y numero uno de todos los caldos y atracos.
¡Una de bravas y oído cocina!
¡Bienvenidos a la lucha final para el estado de la miseria socialista!