¡CORPUS EN JUEVES!
UN ÚLTIMO SERVICIO DE LOS MOZÁRABES A TOLEDO
© Fernando Garrido, 16, VI, 2022,
festividad de Corpus Christi en el calendario y rito mozárabe
En los años noventa del pasado siglo, pudieron verse en los balcones del centro histórico de Toledo pancartas con letreros que rezaban: "Corpus en jueves" o cosas muy similares.
Esto se debía al disgusto que se generó en buena parte de la sociedad toledana cuando, en el año 1991, se tomó la insensata decisión de trasladar la festividad del Corpus Christi al domingo.
Aquel cambio respondía a un acuerdo Iglesia-Estado para reorganizar el calendario laboral. En él, la Conferencia Episcopal se comprometía a trasladar la fiesta de Corpus Christi al domingo inmediatamente siguiente al jueves en que se venía celebrando desde finales del siglo XVI; esto es, el jueves siguiente al octavo domingo después del de Pascua. Así, el solemne jueves tradicional del Corpus toledano dejaba de ser fiesta nacional pasando a ser día común y laborable.
A pesar del aparatoso agravio a Toledo y de la unánime protesta de la sociedad toledana, lo acordado y dictado por la Conferencia Episcopal era cosa sería y la festividad del Corpus no se movió, quedando eclipsada en domingo.
A partir de ahí una situación caótica, y quizás algo esperpéntica, rodeo la fiesta grande toledana, que ya había sido declarada de interés turístico internacional en el año 1980.
La situación quedó así: el ayuntamiento toledano como medida de protesta y resistencia declaró el jueves fiesta local, y también el gobierno autonómico designó día festivo regional algún año para alivio del cupo festivo local; muchos de los balcones antes engalanados para la fiesta mostraban aquellas pancartas reivindicativas y no ponían adornos, y otros nada de nada. El panorama era desolador pero justificado. Además algunos colectivos tradicionalmente implicados en el lucimiento de las calles y procesión, se negaron o relajaron su participación y colaboración.
Ante la presión que señalaba a la Iglesia toledana como culpable y complice del desaguisado, a partir del año 2004 el Arzobispado, sumándose a la ceremonia de la confusión, determinó salomonicamente que se celebrasen dos procesiones, una -de pegamoide- el jueves tradicional y otra -la oficial- el domingo según el imperativo de la festividad litúrgica en el nuevo calendario pactado.
La chocante duplicidad festiva y procesional se mantuvo hasta el año 2010.
Pero la tradición mozárabe toledana fue clave para restaurar la festividad con el esplendor de un jueves brillando más que el sol, porque muy inteligentemente el arzobispo Braulio Rodríguez Plaza, restablecía con perspicacia y conforme a derecho la celebración litúrgica y la procesión en el día del jueves original, basandose en la norma canoníca o legal según la cual, en Toledo tiene vigencia y validez, además del Romano, el rito y calendario litúrgico Hispano-Mozárabe. Dandose la circunstancia de que éste no se ha movido desde tiempos visigóticos, y en él la celebración del Corpus Christi está fijada invariablemente en jueves.
Desde entonces, aunque con menos visitantes del resto de España, la calma llegó al Corpus y las aguas se encauzaron a gusto del toledano. Por eso, para no incurrir en una conducta herética la misa catedralicia previa a la salida de la Custodia en procesión por las calles de Toledo el jueves, se celebra, como no puede ser de otro modo, en el antiguo y noble rito Hispano-Mozárabe. Para eso la Primada tiene bula y privilegio, que nos ha valído para conservar la antiquisima tradición.
Se trata de un último servicio que aquellos mozárabes toledanos, resistentes frente al poder y fe islámica, ahora a través de su ininterrumpida liturgia, prestan en diferido a Toledo.
El presente artículo es un extracto de la obra “Mozárabes de Toledo 711-2020” (pendiente de publicación), del que es autor el propio Fernando Garrido, Caballero Mozárabe, electo de linaje, de la ilustrísima Hermandad Mozárabe de Toledo.