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© Fernando Garrido, 6, III, 2025
Es de sobra conocido ese aforismo que nos advierte de que difícilmente quienes constituyen el problema pueden ser la solución. Por eso resulta insólito y de una extrema hipocresía que quien ahora clama por la regeneración y democracia interna en Vox sea la misma persona que actuó proactivamente en contra de ello. Me refiero a la señora Hernando, burgalesa recientemente expulsada de la formación a causa, según apuntan, de presuntas ambiciones y unas cuantas deslealtades. Máculas que al parecer la acompañan desde su pasado en el Partido Popular, de donde marchó rebotada, o tal vez botada.
En Vox, sin embargo, según cuentan, medró adecuadamente granjeándose con avidez y desparpajo sibilino a quienes podían colocarla digitalmente en la Junta Gestora en Burgos. Órgano provincial donde no tuvo reparos en aplicar la mordaza a críticos u ocultar y expurgar la lista de afiliados a fin de que no superara la muy temida cifra de 500, número necesario para que fuera posible elegir democráticamente un comité ejecutivo provincial (CEP).
Así pues, en tiempos no lejanos y más adelante, cuando desde Madrid decidieron estatutar que los CEP no serían ya electos por los militantes, a esta ex compromisaria de Vox, que ahora se aferra al acta, no parecía importarle la ausencia de participación que, tras su despido forzoso, denuncia tan airada. Pues ella formó parte del CEP no democrático y del mismo modo (los dedos que hoy critica) la señalaron como número dos por Burgos en la lista de la marca a Cortes castellano leonesas. Además, fue responsable en no pocas ocasiones del apartheid y marcha o velada expulsión de un buen número de afiliados que así lo expresan. Algunos bastante antiguos y de notable valía, que paradójicamente es otra de las reivindicaciones escuchadas de su boca al manifestar no sin razón, pero ausente de toda legitimidad moral, la “fuga de talentos”.
Lo suyo de veras es difícil de explicar. No se sabe si es talento, picardía, desfachatez u opinión voluble como la narrada en infaustos “manuales de resistencia”. A una mezcla de todo ello suena el invento de “recupera tu Vox”, que clama al cielo, porque ¿qué quiere y puede recuperar quien en realidad ha representado, ha sido y vivido del problema?