EL GIRO POPULISTA DE UN COMENDADOR DE TOLEDO
© Fernando Garrido, 28, VI, 2022
Es ciertamente decepcionante acudir a un acto que se anuncia de tal manera y resulta ser de otra.
Estábamos invitados a participar en lo que sería un debate sobre las “consultas a la ciudadanía” … Para centrar el tema, nuestro excompañero y buen amigo Julio Comendador, concejal y diputado provincial toledano por C´s, recientemente graduado también en Ciencias Políticas por la UNED, expuso los contenidos y conclusiones de su trabajo fin de grado que versaba sobe eso mismo.
Hasta aquí nada que objetar, salvo no compartir las ideas que esbozó Comendador, que además lo hizo de manera breve -muy de agradecer- para dar puntual paso al debate.
Pues no; vano esfuerzo de concisión el suyo, no fue así: el señor que lo acompañaba en la mesa, que había sido el encargado de presentar el acto, y que, por cierto, no había leído el trabajo que implícitamente presentaba…, se hizo dueño de la palabra.
Comenzábamos entonces a comprender que la cosa iba de que ese y otros señores (¿jubilados?) que dijeron ser presidentes de no sé qué asociaciones vecinales, llevaban preparado su mitin particular para desahogarse y protagonizar monólogos ya preparados, que desbarataban lo que habíamos creído sería un debate. Pues sí señores, pues no señores, así no se abre la participación. Mal vamos...
Total, que tras una hora allí, no teniendo ocasión de rebatir ni debatir ni alzar voz, levanté culo para poner pies en la vía pública.
Minutos de oro, del siempre escaso caudal, para no perderlos en peroratas demagógicas en torno a las consultas a la ciudadanía que, como en el cuento de los Grimm, Hansel y Gretel, son las migajas de pan esparcidas en el camino que luego se comen los pajarracos.
Las consultas, tal como bien dijo J. Comendador, ni en su articulación legal ni la vía paralela o informal, son herramientas eficaces dentro de las leyes en nuestra democracia liberal representativa; aunque le faltó decir -siendo de veras liberal-, que para eso está y se delega, mediante sufragio universal, en quienes se les presupone la capacidad de aplicar las políticas que han preferido los votantes.
Establecer mecanismos paralelos o ulteriores no es profundizar –como dijo- en la democracia sino convertirla en un laberinto populista y desplazar las responsabilidades hacia los vecinos en cuestiones variopintas, las cuales desconoce en profundidad y le falta criterio de evaluación informado. Esto, sin contar con que seguramente aparecerán quienes interesadamente se arroguen un nivel informal de representación para conducir, con argumentos falaces, a la masa vecinal que no sabe o duda lo que quiere. En el “debate monologado” vimos eso mismo.
Es cierto y debo decir que la capacidad de discernir de la actual clase política se asemeja cada vez más a la de un ciudadano cualquiera –véase si no, lo que tenemos en casa desde hace décadas-. En eso es precisamente en lo que profundizar, en exigir unos currículos mínimos a quienes pretendan ser representantes, junto a más y mejores mecanismos de participación y el control en los plenos y comisiones por parte de opositores.
El dar la voz y voto para un asunto concreto hoy, significará que se exigirá mañana un derecho a decidir para cualquier cosa, tal vez azuzado por ese planteamiento político mediocre, que prefiere vaguear para que otros le hagan el trabajo sucio, apelando a “lo que el pueblo quiere”.
Comendador puso como ejemplo un caso concreto. Un tal Molina, alcalde de Toledo -aspirante a ser Bono de mayor-, planteó en su día a doscientos vecinos una consulta sobre la edificación de un aparcamiento subterráneo en su San Cristóbal. Aparte las deficiencias técnicas del “referéndum” que apuntó el edil y diputado provincial, pasó por alto algo evidente como es que, dando voz a unos pocos, significa suprimir el derecho al resto de la ciudadanía que vive en el Centro Histórico, donde todos -bien lo sabemos- estamos afectados por la falta endémica de plazas. Estén donde estén los aparcamientos es reducir esa necesidad y mejorar la movilidad rodada en beneficio del conjunto de habitantes del Casco, que pagan de igual modo el impuesto de circulación, el IBI, etcétera. Ve-cinismo populista, es lo que veo.
Aparte desacuerdos, doy mi sincera enhorabuena a Julio Comendador por esta su nueva graduación. Pero me preocupa el giro populista que le entreveo, quizás forzado por una inminente orfandad mostrenca en el bosque de las siglas políticas… Puede que sí o puede que no… En cualquier caso, con permiso de las ratas aladas que aquí abundan, espero que le quede suficiente miga de pan hasta el mayo toledano de 2023.