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Fernando Garrido, 27, XI, 2022
Si alguien duda a estas alturas que España está inmersa en un proceso revolucionario trepidante, es que seguramente está en la inopia o se llama Alberto; para más señas gallego y orgulloso votante socialista en el pasado, que dice de sí mismo ser y representar el reformismo moderado del PP.
Ya estamos como siempre a las andadas.
Reformista de qué y para qué. Una palabra bonita, sugerente, sí, pero díganos, don moderado, qué-va-a-reformar en el inverosímil caso de que pueda hacerlo con esa delicada poesía trovadoresca galaico portuguesa que confunde la licencia poética con la política.
Hoy domingo, el PP de Alberto, oposición vacante, se queda en casa o en el bar tomando el vermú o unas copas (más de lo mismo), esperando que la moción de protesta la hagan otros, mientras el gobierno le hace a él, a su camada y votantes, una moción de censura permanente cuando le dicen cada día que insulta, que es un radical y todas esas cosas. Pues séalo de una vez y hágales el honor, no por ellos, sino por nosotros los españoles.
No nos venga a decir que sean otros, el electorado, los que le hagan al golpismo la moción de censura en mayo, porque a lo mejor o no hay ya oportunidad o se la hacen a usted.
Escucho la palabra “moderación” me entra la risa –amarga- porque en la presente situación, donde técnicamente se está llevando a cabo una quiebra deliberada del sistema, me pregunto si la moderación es el arma para frenar ese golpe interno. La respuesta es no. Es más, cuando el golpe sucede desde dentro, como es el caso, probablemente, como ya sucediera, sólo un golpe contrario pueda hacerlo frente.
Que la actual oposición no gobernará nunca más en España, ha sido escuchado en sede parlamentaria con la sinceridad que suele caracterizar a las facciones de aliados del PSOE que calla y otorga.
Esto es una prueba fehaciente de ese proceso golpista colegiado gubernamental.
Desde el bloque facineroso del poder no solo se está acelerando la aprobación de leyes para liquidar las bases de la convivencia civil e implantar un efectivo régimen de terror multidireccional: fiscal, energético, sanitario, educativo, ecologista y feminista, sino trabajando para prolongar su poder el tiempo suficiente (una década, o quizás no tanto) para demoler definitivamente el Estado y que no sean viables las urnas libres en una federación de repúblicas socialistas hispánicas, o tal vez andalusíes, contando con la tutela de Catar, Irán, Arabia saudí y Marruecos.
Esto último no sería improbable, pues lo que nació hace años como “alianza de civilizaciones” es un proyecto -no descabellado- para convertir a España en referente o modelo europeo de territorio islámico o islamófilo.
Observemos atentos el mundial de futbol donde –me malicio-, quizás como gesto amistoso de la umma ¿España ha de ganar? sobre el estropicio humano y ecológico del capitalismo salvaje y corruptor catarí.
Así, análogamente, en España hoy se puede hablar perfectamente de vivir una sharía legislativa que evacua normas de conducta moral concordantes con los dogmas de todo el radicalismo woke, inhumano y posmoderno.
Unas leyes que muchos creen -o dicen- que se podrán derogar al día siguiente de que cambie el gobierno ¡Ojalá!, mas, de momento, la premisa no suficiente pero necesaria del cambio de gobierno está por ver.
Es aún peor, hoy domingo la ausencia del PP en las calles contra la sharia sediciosa indica otra cosa: el no estar siquiera en el camino.
Pero aun siendo de otro modo, en primer lugar, no sería fácil desmontar el entramado que comenzó con ZP, continuo con RJY y que ahora se acelera. En segundo lugar, cabe preguntar ¿el PP se atrevería a ello?, pues ni con una mayoría absoluta y monolítica lo hizo, en un momento en que el avispero era fumigable. Pero además, de producirse un gobierno Popular, sería necesariamente con VOX, partido con el cual dicen, desde esa sacro santa moderación de sacristía, cómplice y acomplejada, no compartir su idea de España, en caso –claro está- de que la tengan aparte del nacionalismo que ejercen en Galicia.
Y en tercer lugar, por qué no están atentos a lo que se viene anunciando como un golpe electoral, que no sería nada nuevo y para lo cual el socialismo y sus alrededores tiene –bombas, trenes, chapapotes y batas blancas, mediante- sobrada experiencia y ningún escrúpulo ¿De quién depende la fiscalía? ¿De quién dependen las urnas? Pues eso…