© Fernando Garrido, 1, VII, 2022
Tengo la impresión de que la cumbre de la OTAN más que nada ha sido una puesta escénica para hacerse y enviar una foto a Rusia y de paso a China.
Me temo que a Vladimir le importe poco y a Xi Jinping menos. Tenemos, por tanto, no más OTAN, pero sí más foto.
Aunque todos los mandatarios de la Alianza Atlántica se han quedado muy satisfechos, falta que expliquen el porqué.
Ningún acuerdo de los alcanzados tiene un calado que pueda calificarse de histórico, aunque algunos merluzos hayan querido compararlo con un hito como el de la caída del muro. Un muro que por cierto ahora tenemos a la vuelta de la esquina otra vez.
En definitiva, Europa no se moja y EEUU tendrá que ir –como de costumbre- por su cuenta.
Para España la cumbre ha significado traerse de visita a jefes y altos dignatarios de Estado que como promoción no está mal, y para que SNCHZ hiciera papelón de anfitrión mientras una parte de su gobierno aprovechaba la ocasión para renegar de lo que estaba sucediendo.
SNCHZ además ha visto su sueño cumplido de pasar algunos minutos con Biden, más de lo que da de sí el abordarlo en un pasillo. Pero no ha sido gratis, este le ha arrancado el compromiso de permitirle un mayor despliegue de efectivos y armamento en las bases españolas USA. Acuerdo que ahora SNCHZ deberá ratificar con la aprobación parlamentaria para la cual es casi seguro que no cuente con sus socios. Por ello, apela al sentido de estado de la oposición –al que él mismo ha faltado en tantas ocasiones- para que venga a salvarle el culo una vez más.
No sé qué harán PP, VOX ni C´s; pero sí lo que deberían hacer: negarle a SNCHZ toda aprobación aun estando de acuerdo con el incremento de presencia americana en Rota.
Ya llegará el momento de aprobarlo con SNCHZ fuera del poder. Y para que eso suceda cuanto antes, hay que dejarlo solo enfrentado a sus esperpentos y contradicciones, a sus golpistas, a sus comunistas, a sus borrokos, a sus feministas encubridoras y a toda la chusma gracias a la cual gobierna.
A SNCHZ hay que darle un NO rotundo y para siempre, un OTAN sí, pero con Sánchez fuera.