A TODOS, MENOS A UNOS POCOS
© Fernando Garrido, 1, I, 2024
La historia natural se contabiliza en millones de años. Pero los años naturales de la humanidad los ciframos por miles o milenios, aunque comparados con lo anterior resultan menos que insignificantes.
Sin embargo, la vida de cada cual apenas aspira a alcanzar una centena, siempre inserta en la convención universal u occidental que son los años vividos antes o después de nacido Jesús de Nazaret en Belén.
Ese es para nosotros el punto cero en medio de una escala de edades, eras, siglos y generaciones. De la nuestra ostenta ahora el record (de recordar del lat. cor-cordis, corazón) María Branyas Morera, nacida en 1907 (San Francisco, EEUU) que es a día de hoy el ser humano más longevo vivo en la actualidad.
Siempre y cuando no le haya sucedido nada a María después de las campanadas de anoche, a estas horas ella sigue siendo una eterna promesa resistente en el deporte de negarse a alcanzar el paraíso.
Así que, si Dios quiere, ella cumplirá 117 años antes de la primavera, el cuatro de marzo de 2024. Año este que, como todo el mundo sabe, acaba de comenzar.
No quisiera ser ingrato ni dejar de decir adiós a 2023, deseándole que al menos la historia le sea leve, pues tanto indulto lleve como penas y deudas imperdonables amnistiará el presente 2024, en aras de irrespirables convivencias, falsas concordias, diálogos de necios y todo eso.
Así que ahora toca decir ¡Salve 2024! los que van a sufrirte te saludan. Y que España te sobreviva.
La historia seguramente dirá de vos, año nuevo, lo que ordenen escribir los vencedores en el engaño, que comprarán relatores y sembrarán de sal cualquier página escrita con el rigor de la verdad que, sin remedio, lo será en articulo mortis.
Para afrontar todo lo que nos anuncia 2024, tengamos por consuelo el ejemplo de nuestra anciana superviviente, María Branyas que reside desde 1915 en España. Que por ella pasaron dos guerras mundiales y una guerra incivil; que ha conocido monarquías, dictaduras, democracias liberales, repúblicas totalitarias, el golpe del 1981 y el de 2017; que tuvo tres hijos que la dieron once nietos y trece bisnietos.
Ah, y en 2020 contrajo y superó el maldito virus chino. Es, desde luego, la de María una larga historia.
Es la historia recuerdo o memoria. Ahora nos dicen que democrática, por ser la memoria que conviene y redactan los campeones ególatras del crimen y la estafa, del embuste y el egoísmo.
Y digo yo, si la democracia significaba gobierno de todos, por qué nos la escriben solo unos pocos ganapanes con garrapatos, al dictado de enfermos y criminales.
Si María no sobreviviera a este 2024, será otra mujer -porque son ellas las que siempre más viven- la que vendrá a alzarse como referencia retrospectiva en la memoria de las generaciones aún presentes en este planeta azul que, como el unicornio de Silvio Rodríguez, tiene un paradero harto desconocido y una complicada relación con la verdad histórica científicamente improbable.
In vino veritas y feliz 2024 a todos, menos a esos pocos.