elCastellano, Toledo, 25, 10, 2022
Leo en un periódico de hoy que un vecino de la calle Ave María (Centro Histórico) se queja porque lleva ya registrados ocho escritos al Ayuntamiento sin contestación.
En ellos denuncia y pide solución a la bochornosa situación en que se encuentra su calle, invadida por la suciedad y malos olores a consecuencia de la actividad de ratas, gatos y palomas que se alojan en un edificio colindante. Ese inmueble, del que se desprenden a menudo tejas y otros elementos, se encuentra abandonado y en estado ruinoso.
Añade este sufrido ciudadano que, al menos en los últimos tres años, el Casco viene siendo gestionado de espaldas a sus residentes. No puedo menos que dar toda la razón a este convecino.
Aunque creo que se ha quedado corto cuando manifiesta que, Toledo más que patrimonio de la humanidad es hoy patrimonio de la inmundicia. Porque desde hace décadas habitamos en una ciudad patrimonio de una élite de insensatos veleidosos, dedicados a darse postín a cuenta de un Toledo falseado en la autocomplacencia y propaganda política. Posible gracias al seguidismo de los medios y redes clientelares.
El caso de la Calle Ave María se repite a lo largo y ancho de las cien hectáreas del Centro Histórico.
Esa es la realidad que conocemos bien “los últimos del Casco”. Ni siquiera las calles en torno a la Catedral, Zocodover o el Alcázar se libran del lamentable desastre y abandono.
Los edificios en ruina se pueden contar por cientos y la población de bichos, especialmente palomas, se cuentan por decenas de miles, sin exagerar.
Este es el legado de una alcaldesa despreocupada y desconectada de la realidad, que sólo actúa –como SNCHZ, su amado jefe- allá donde puede conseguir el voto que la permita continuar en el sillón. Ese es su único propósito y ambición. Nada más importa. Ser lo más de lo más de la ciudad. La mandamás. Sin más.
Por eso, estimado vecino del Ave María, de nada vale quejarse ni proponer comisiones mixtas de vigilancia a quien es el problema y no la solución.
Tu voto, el nuestro, es poca cosa y cada vez menos.
Pero sí podemos hacer esto, difundir -como bien has hecho- el tremendo daño que estos malvados están haciendo a nuestros barrios históricos con su dejación, incapacidad, frivolidad y mala fe.