© Fernando Garrido, 14, VI, 2023
La última gansada de los atónitos autores de “no sabemos que hemos hecho mal para que no nos voten”, es el espectacular estreno de “España va como una moto”, y debo confesar que ya ni me acuerdo desde cuándo un servidor también.
Tuve una Puch, cuatro o cinco vespas, algunas Yamaha y finalmente una, dos y tres Honda. La última, una preciosa DN-01 con pasaporte sellado en Córdoba, Santander, Vitoria, Madrid, Burgos, Toledo y lo que ha de venir.
Aun así, no comprendo bien a qué viene esa expresión de “ir como una moto” referida a nuestro país, porque tenía entendido que ese aforismo popular apunta al hecho de ir extremamente acelerado cuando, quizás, uno ha tomado algo más de la cuenta, lo cual es sobremanera incompatible con subirse al objeto llamado moto.
Es más, creo que incluso tiene pena de prisión. Aunque bien mirado, en esto puede que cobre verdadero sentido el asunto. Porque los autores del moto-eslogan lo que pretenden en realidad es “vendernos la moto” que, según han fijado y definido con esplendor nuestros académicos del castellano, significa “tratar de convencerlo a uno de algo con mucha labia, especialmente si es falso o poco creíble”.
He ahí el quid pro quo, es decir, danos una cosa por otra, en lo que el gobierno SNCHZ, con extraordinario desparpajo, se ha mostrado campidoctor en la materia.
A saber: si pisotean las instituciones democráticas, son ellos los auténticos demócratas; si insultan dicen ser ellos los insultados; si malversan lo han hecho por tu bien; si tienen a sueldo a las televisiones, son sin embargo todas de derechas; si les va mal en las encuestas las dan vuelta y vuelta; si hay parados ya no lo son porque son trabajadores discontinuos en casa; Te encierran ilegalmente, salimos más fuertes. Además, no indultamos, pero lo hacemos, y cuando un sí es sí, luego no lo es y viceversa…
En fin, mientras SNCHZ viaja en falcón por el Mundo, en España destruye presas, industria, cultivos y ganadería.
Y cabe preguntarse por la huella de carbono si, como él nos cuenta, vamos en moto, aunque sea a rastras, cuesta abajo y sin frenos.
Pero como nos advierte una leyenda urbana del todo cierta, existen dos tipos de motoristas, los que se han caído y los que se caerán.
SNCHZ en su ir “como una amoto” está a punto de pagársela, lo peor es que su intención es tirarse de ella estrellándola contra nosotros.