© Fernando Garrido, 11, V, 2023
Tolonesa y Pagemio, por si alguien aún no los conoce, forman parte de esa organización que negocia cada día nuestra soberanía en mercados persas a cambio de minutos de gloria para alimentar el ego de su antropófago líder e impostor.
Poco merecería hablar de esos dos lacayuelos de SNCHZ, por lo demás enanos bufonescos que no son sino carnaza en la parrilla populista que sirve al proyecto personal y universal del gran tirano farsante.
Mas Pagemio y Tolonesa pertenecen, ambos dos, al viejo propósito de la organización que expropia tu patrimonio, tu casa, tu sueldo, tu vehículo y a tus hijos. La organización que vive de enfrentar los Hombres contra su naturaleza. La misma organización pira-midal que desentierra cadáveres centenarios y rehace a delincuentes y asesinos de dulce algodón.
Bestias enjalbegadas –a veces en cal viva- que junto a ellos son cómplices y herederos de crímenes horribles cometidos bajo unas mismas siglas que ahora vuelven en el siglo XXI, con sofisticadas pátinas globalistas, a hacer igual y lo único que tiene prescrito el totalitarismo socialista a fin de esclavizar a una sociedad uniformada, moralmente vacía y empobrecida, para imponer su programa y pogromo inhumano.
No hay Tolonesas ni Pagemios distintos. No hay un socialismo bueno.
Ni hay un socialismo democrático sino bajo una máscara amable que está impelido a retirarse algún día, cuando la sociedad, previamente engañada, les confía sus vidas bajo promesas de salvación mediante derechos infinitos sobre cualquier artificiosidad ética que no necesita redención alguna, porque su existencia es tan irreal como la de un horco o un unicornio alado.
El socialismo es el camino de servidumbre, el progreso de vuelta atrás al mito en pos de ir más allá, hacia una humanidad paleolítica con cuyo barro amasar al eunuco deshumanizado que sirva para siempre a su imperio sobre la tierra.
Es el camino inverso a la racionalidad que va de la modernidad hacia la caverna, en retroceso desde el logos al mito y, desde este, al estado de “ameba unicelular” como primer légamo constitutivo para su zombi social.
Eso es socialismo y ese es el crimen último que ha de culminar su obra.
Pero pensemos ¿No se parece esto a esa idea simbólica que los hombres occidentalizados tenemos sobre descender a las profundidades tormentosas de los infiernos? ¿no es eso un retroceder a un estado de bruta naturaleza, despojados de toda vestidura civilizatoria construida sobre esforzados milenios?
Eso es socialismo, esa es su siniestra utopía y falsa industria científica. Es la muerte del Hombre libre.
Ese socialismo homicida está aquí, muy cerca. En Toledo son sus estrafalarios subalternos, esos dos mendaces y donairescos enanos divierte plebe: Pagemio y Tolonesa.
Hay que darles un puntapié, echarles de la escena de esa su torpe parodia toledana. Un primer paso de la necesaria y urgente liberación tiránica.
Pero tirarles huevos podridos no basta. Contra sus enanías tenemos una grandiosa oportunidad para reventarles masivamente las urnas con gigantesca dignidad.
En toledanas manos está recuperar ahora esta ciudad.