© Fernando Garrido, 26, VIII, 2023
Luis Rubiales es un producto más, indiferenciado, en la indigencia moral e intelectual de la clase dirigente que asalta y ocupa las instituciones de este país. Donde sin ir más lejos tenemos a un ministro de cultura y deportes (catalán, burgués, gay, obeso y millonetis) al que echaron de la universidad por zoquete tras muchos años y agotar todas las convocatorias sin ser capaz de pasar del primer curso de derecho.
Por eso Rubi tenía un curriculum perfecto para haber sido llamado a corromper y manipular el deporte desde lo más alto de un ministerio o dirección general. O sea, para hacer lo mismo que sabe hacer y ha hecho impunemente en la Federación del futbol español.
Pero "Huevales" –como lo ha llamado F. J. Losantos- estaba en el lugar y hora oportuna para ser sacrificado en un momento en que es necesario hacer ruido y tapar las nuevas traiciones de SNCHZ a la soberanía nacional, el estado de derecho y la Constitución.
Se necesitaba un enemigo público distinto a VOX -por aburrimiento- y diferente del nietísimo de Curro Jiménez -por agotamiento-.
Por eso han tenido que tirar de uno de los propios para combustionar la máquina del odio altruista que dirimen, a diario, en los tribunales mediáticos que administran sicaria y vicariamente la justicia alternativa (chequista) en este “país de países”.
La intervención de “Rubi” ayer para dar explicaciones ante la asamblea acerca de su tocamiento genital barriobajero y un rumbero ósculo labial en la celebración del campeonato mundial femenino de futbol, ha sido todo un alegato de “hereje anti sistema”.
Y segundos después de su discurso asambleario los cánidos tertulianenses y comunicadores chiripitifláuticos han arremetido como fieras contra él, acusado de machista antonomástico, para procesarlo sumariamente.
Al personaje desde luego no le falta petulancia parda, ni vanidad, ni arrogancia. Pero es idéntica a la que practican sus acusadores: SNCHZ, su banda transversal y el feminismo de estado.
Rubi, como ellos, ha desplegado autobombo con emotividad de plañidera apelando a su limpio corazón, a sus amigos, compañeros y familia, ha hecho gala de honradez, dignidad y patriotismo para ensalzar su gestión al frente de “la cosa”, se ha señalado como necesidad histórica y adalid en la lucha feminista, de los avances inéditos conseguidos gracias a él para el futbol con tetas, etcétera, etcétera, etcétera.
Pero para salvarse de la hoguera -o arder hiriendo- ha denunciado in extremis la verdad del feminismo religioso y obligatorio donde el futbol femenino es -como se ha visto- un instrumento político más para el enfrentamiento y justificación del fascismo socialista.
Rubiales independientemente de que egoístamente defienda su persona y suculento cargo, por necesidad y venganza ha denunciado la mentira, la falsedad, la persecución y el asesinato civil de quienes, como él ahora, no entran por el aro de la inquisición posmoderna.
Por eso Rubiales es hoy mi ídolo efímero, y sea cual sea su pasado e implicaciones en componendas polítiqueras y futbolísticas, Rubi ha hablado y sean bienvenidas sus palabras que muchos suscribimos, hartos de soportar el insulto y el odio sistémico cada día de ese feminismo apestoso y cancelador, contra el cual reivindico hacernos hoy “un rubiales”, robar un ósculo a nuestras rubias o morenas en señal de júbilo por conservar aún el natural impulso espontaneo, tácito, de besarnos en los labios sin hacernos daño ni firmar un contrato expreso.
BOLA EXTRA