LLORAR DUELOS, REMEMORAR QUEBRANTOS
© Fernando Garrido, 27, II, 2024
Según el Diario de Burgos el fallecimiento se produjo a consecuencia de un incendio accidental en el piso donde tenía alquilada una habitación.
Siempre me ha fascinado esa retrospectiva capacidad compasiva de una sociedad que llora duelos, rememora quebrantos e instala una improvisada y floral capilla ardiente en la vía pública, en recuerdo de alguien desaparecido que, en este caso, no conocieron sino como parte del paisaje urbano cotidiano.
La muerte de ese mendigo habitual, que tenía plaza fija en la acera oeste de la calle Santander, es el motivo de que se encuentre hoy, en el mismo lugar donde antes cualquiera se tropezaba con él, una suerte de santuario de flores en conmemoración del menesteroso personaje (Adrián, al parecer era su nombre) en edad aún de merecer y trabajar (tenía apenas 48 años) y provenía de algún país del este.
Con independencia de las circunstancias del lamentable óbito, este mendigo, como otros tantos -creo que ya es hora de decirlo- realizaba una actividad ilegal no permitida, estorbando además la movilidad (así se dice ahora) por una acera no especialmente ancha.
No sería de extrañar que en más de una ocasión pudiera haber sido causa de alguna caída o desagradable incidente en una vía donde el tráfico es constante y los vehículos pasan lamiendo prácticamente los bordillos. Pero además existe otro sujeto paciente perjudicado, el comercio en cuyo flanco de escaparate se tendía con su perro, siempre sesteando, junto a los enseres y avituallamientos necesarios para pasar el ancho horario de jornada mendicante.
Seguro que alguien al leer estas líneas pensará que el que suscribe es un desalmado impenitente e impertinente. Suele suceder que estas cuestiones son un tabú y la hipocresía su cínico mentor, del mismo modo que ni la policía ni sus responsables quieren saber ni actuar en tales asuntos, digamos, delicados.
No cabe duda de que la proliferación de mendigos y bichicomes, sean vocacionales, profesionales o de verdadera necesidad, es un problema creciente.
Cada cual pueda imaginar las causas del fenómeno, pero la realidad es que en España, a pesar de las cencerradas propagandísticas diarias que el gobierno difunde en los medios para glorificar su régimen, existen índices de pobreza insoportables, especialmente en la población inmigrante que sigue llegando a raudales.
Esto sucede mientras la recaudación (expolio) del fisco ha aumentado, inflación mediante, a nivel estratosférico y es la principal causa de la pérdida de poder adquisitivo y por tanto de que un cuarto de la población se vea ya en umbrales de pobreza (extrema para un 9%).
Sin embargo, debemos de tragar el que vivimos en el país del progreso, la convivencia y la felicidad con sede en Luxemburgos.
Gracias Pedro.