QUÉ ES PROGRESISMO
© Fernando Garrido, 3, VII, 2023
Progresar para un ladrón es robar más y mejor. Para el criminal condenado, progresar es ser exonerado del cumplimiento de la pena impuesta. Para el mentiroso es que no se descubran sus engaños. Para el traidor es prosperar con su felonía.
Para el idiota el progreso es vencer a la inteligencia. Para el soberbio es aniquilar toda otra conciencia moral y ciencia positiva. Para un adicto a la droga, al juego, al sexo o a los dulces es un no parar desenfrenado en su pulsión viciosa.
Sin embargo, para el hombre virtuoso, progresar será antes que nada librarse del progresismo, del ladrón, del delincuente, del mentiroso, del judas, del soberbio, de la estulticia y el vicio.
OTGUI, JUNQURS, YLNDA y SNCHZ, sumando juntos dicen de sí mismos ser progresistas en solución final de sus siglas y un siglo de holocaustos. Son un mismo comunismo socialista cuyo presupuesto ideológico, utópico e incompatible con la naturaleza humana, ha significado hambre, miseria, esclavitud y muerte.
Su progresismo es el progreso liberticida y totalitario ocultando siempre la realidad bajo conceptos a los que reviste de prestigio, esto es, de “engaño, ilusión o apariencia con que los prestigiadores emboban y embaucan al pueblo” (DLE).
El progresar no determina en sí mismo dirección ni meta. Es un concepto indeterminado y formal, ambiguo, no finalista.
Es un qué, pero no un hacia dónde ni para qué.
Progresar es acción o movimiento que puede dirigirse hacia Oriente u Occidente, arriba o hacia abajo, asuso o ayuso, al cielo o a los abismos. El qué sea y exista en ese lugar hacia donde se va es lo de veras importante.
¿Quién no ha progresado alguna vez desde mañanas que se hacen tardes y una vez llegada la noche ha perdido un día entero?
Qué es entonces para una nación europea progresar.
Francia, España o Alemania ¿progresan? ¿hacia dónde? Inflación, delincuencia, conflicto social, deterioro de lo público, ampliación de derechos imposibles, inseguridad jurídica, expolio fiscal, control y planificación económica total, deterioro de las instituciones democráticas, criminalización del hombre y su estilo de vida occidental…
Este es el progreso político en que vivimos direccionado bajo los socialismos europeos, hegemónicos, en pos de un verdadero colapso y cambio civilizatorio en marcha.
Pero progresar para el que suscribe estas líneas es culminar ahora cuatrocientas palabras que puedan servir para desenmascarar el concepto con que hoy opera el enemigo antonomástico de la humanidad.