© Fernando Garrido, 3, XI, 2023
Me perdone don Mariano José de Larra por la coña, pero da mucha vergüenza ajena contemplar a algunos individuos ser tan miserablemente enanos después de tantos milenios de evolución de nuestra especie. Pues, comparados con los simios aún el mono más tonto les supera.
Lo peor y sorprendente es que esos pigmeos, bajándose del nogal a coger las cascaras, han prosperado dentro de una casta ahora dirigente y algunos son incluso jefes de tribu y degeneran entre sí con endogámicas malformaciones.
De entre ellos poco llama la atención un sujeto que ciertamente parecería el payaso de las bofetadas, si no fuese porque viste traje de ministro, aunque a decir verdad su ¿peinado? pretendidamente cool, con algunos pelillos encrespados, más pareciera que vio al lobo; pero no logra ocultar su auténtica condición de clown de feria de esos que, gastando tan poco talento y gracia, fuesen dignos de lástima y limosna.
Para quien quiera saber quién es, él parece un cruce de cables entre monaguillo aguafiestas, repelente niño Vicente y aquel Pitagorín de tebeo, aunque BLÑS, Félix, sea tal vez su nombre y la bola que lanzaban los cañones, cual barón Münchhausen, en la era preindustrial.
Parafraseando, que de románticos ilustrados poco presumimos y porque se nos antoja citar al shakespeariano Macbeth, la política en boca de ese BLÑS, infelice, es un cuento lleno de ruido y furia contado por un grandísimo idiota que, con verbo mecánico, memo y programado por su jefe de tribu, resulta hasta cómica la coña mañanera que declama solemne una y otra vez:
“Devolver a la política lo que nunca debió de salir de la política”.
O lo que es igual, restituir al putiferio lo que salió del lupanar y poner a los puteros a cuidar de las zorras.
Mire usted repelente niño BLÑS, no quiera colarse en más fiestas sicalípticas y escuche esto:
Ayer a mi amigo Perico, que está en paro discontinuo y por eso algo mal de la azotea, lo cazó la policía conduciendo con una cerveza de más, y él le dijo al juez que por qué le quitaba el carnet de guiar, los puntos y mil y pico pavos de multa, ya que según el gobierno hay que devolver sin daño las cosas al lugar de donde salen, así que su señoría debería ponerlo a él en el bar del que nunca debió salir.
Perico, para mí que tiene toda la razón y, en el presente Estado de torcido, este mi amigo, no debería ser condenado, sino premiado con volver a su taberna de cabecera en coche oficial y con un buen aguinaldo para tomarse unas cuantas limpias más a la salud y cargo de sus convecinos.
Porque total, con poco se conforma el pobre Perico, e infinitamente más caro sale devolver a gánsteres, delincuentes y demás canta mañanas a las andadas de la política de malversaciones, corruptelas, rebeliones, desordenes públicos, urnas, golpes, embajadas, tiros y bombas
Así que si no se hace con Perico, pues entonces señor juez devuelva usted a esos pollos al presidio antes de que vuelvan, como anuncian, a delinquir mañana.