© Fernando Garrido, 22, IV, 2014
A fuer de empeñarse los unos y los otros, urnas mediante, esto-se-va-a-tomar-por-culo.
La gomadós y las pistolas han alcanzado ayer uno de sus principales objetivos. Las fuerzas constitucionalistas, cautivas y colaborantes de una parte, la otra desarmada, acomplejada y casi desaparecida, han sido derrotadas. La fiesta electoral ha terminado. Es la tragedia de España.
Gracias Alberto, gracias Santiago, Gracias Yoli y gracias sobre todo a ti, Pedro y lo que te quede de país, que ciertamente no será ya mucho, pero tu legado tan espeluznante como el del enfermo descuartizador de Boston, el de Majadahonda, el de Valdemoro y Pioz, todos juntos.
El húmedo sueño racista y sifilítico de Arana está siendo cumplido por la vieja y nueva burguesía woke de pelambrera a tazón en frontispicio, que escupen flores con espoletas.
Los chicos del combustible separatista, hoy en la sacristía mefistofélica de progresía, dejaron ya de atizar leña a ese nogal vascongado, del cual les arramblaban los frutos caídos del mal, para recogerlos ellos ahora por justo derecho de sacudida.
A esa bestia neolítica recolectora ya la alimentamos todos, se llama euskal herria.