QUIJOTES Y LAMBORGHINIS
© Fernando Garrido, 9, IX, 2024
“Hacer el bien a villanos es echar agua en la mar”, clamaba arrepentido aquel tal vez loco e hidalgo castellano andante tras recibir una soberana paliza de la chusma a quien momentos antes había liberado.
Es lo que a veces se lleva de propina quien anda justificando y liberando a la delincuencia que, ni arrepentida ni agradecida, vuelve por sus villanos fueros, no sin antes dar un merecido revolcón a su benefactor.
Nada que objetar si tal cosa le sucede al esposo de Begoña, cuando aquellos malvat que amamanta le pegan groseros puntapiés en su trasero pelado con siete rotos.
Poco que lamentar si no fuese porque esa su bellaquería la sufrimos y costeamos subsidiariamente todos: los que tienen y los que aún no tenemos ni tendremos un Lamborghini, porque la desgracia para este país es que no haya más Miura, Huracán, Espada, Islero, Urraco, Jarama, Diablo, Murciélago, Gallardo, Reventón, Aventador y Urus que, para quien no lo sepa, son los nombres de los bravos deportivos Lamborghini bautizados en referencia a toros y al toreo.
Porque desde sus inicios la respetable firma itálica ha conmemorado nuestra Fiesta que, precisamente en España esta pasada semana, el gobierno filocomunista ha vuelto a ofender, suprimiendo el premio Nacional de Tauromaquia que otorga cada año el Ministerio de Cultura dirigido ahora por otro redomado estalinista.
A propósito del arte de Cúchares, Ortega y Gasset, don José, ya nos advertía de que “La historia del toreo está ligada a la de España, tanto que, sin conocer la primera, resultará imposible comprender la segunda”.
Inquietante, desde luego, la observación orteguiana, pues de ella se desprende que si alguna vez se acabase nuestra Fiesta no habrá más ligazón ni probablemente más historia de España.
Y no me refiero a la fiesta del jaranero y oportunista albisieso, que se ha posicionado en Europa contrario a los toros, sin duda gracias al voto de muchos taurinos que lo pusieron en Bruselas, a los que ha engañado equivocándolos de fiesta. Así, las agendas del anarco populismo y el vigente socialismo ultramontano se unen en una misma suerte antiespañola.
Por eso beneficiar a delincuentes lo mismo que votar al villano fiestero del acabose, es poner sillas sobre albarda, y ya se sabe que toda albarda tiene su moledura.
“–Sancho, si te hubiera escuchado antes…, pero ya está hecho. Paciencia, y escarmentar”.
Decía don Quijote al final del capítulo (XXII, libro primero), otorgando la razón a su escudero que ya le había advertido de la baja condición y bellaquería de aquellos galeotes que lo apalearon a cambio tanto bien que les hizo.